
En medio de advertencias por el posible incremento del caudal del río Pánuco y el arribo de un nuevo frente frío, los lancheros que operan en el paso conocido como Padilla y El Zacate, se mantienen firmes en su labor diaria, desafiando las inclemencias del tiempo para transportar a más de mil pasajeros entre Tamaulipas y el norte de Veracruz tan solo una lancha son unas 10 en este cruce.
Gastón Antonio Garza, con más de 25 años de experiencia en este trayecto a bordo de su lancha “La Jaiba 1”, relata los desafíos que implica navegar en condiciones adversas, especialmente durante la temporada de lluvias.
«Otros años ha estado más grave con la palizada y corriente fuerte, pero ahora dicen que viene un frente que puede hacer desbordar el río», comenta con serenidad, mientras continúa ofreciendo el servicio sin interrupciones.
La jornada no es sencilla: ramas, techos de viviendas, animales y hasta cuerpos arrastrados por la corriente son parte del panorama cotidiano.
«Este domingo pasó una vaca, un puerco y hasta el techado de lámina y madera de una casa. Todo venía bajando con la corriente fuerte», relata Garza.
A pesar de los riesgos, no se ha suspendido el servicio. Los lancheros, acostumbrados a estas condiciones, siguen operando con extrema precaución y atentos a los comunicados de la Capitanía de Puerto. «Ya tengo el cálculo para navegar, con la experiencia uno aprende a esquivar la palizada y cuidar que no se rompa la propela», explica.
Las embarcaciones que cruzan el río Pánuco representan un servicio esencial para las comunidades ribereñas que dependen de esta vía de comunicación para llegar a sus trabajos, escuelas o centros de salud.
El testimonio de Gastón Antonio refleja no solo la destreza y compromiso de los lancheros, sino también la necesidad de que se les reconozca como parte fundamental del sistema de transporte local, especialmente en temporadas críticas donde el río se convierte en un verdadero reto.